sábado, 15 de agosto de 2009

Juegos Ancestrales I


Siempre hay un principio
Aún antes del principio
Quien se aleja
De su casa ya ha vuelto
Esta vez es ese principio
Reversible y dinámico
Donde el vuelo abstracto
Coincide con el sentido
De las agujas del reloj
Que marcaron
Que marcan
Y que marcarán las horas

Juegos Ancestrales II


Un reloj que se instala y desinstala
una y otra vez
Un reloj que estrena, varias veces,
clavo y pared.
Una araña negra que se instala y desinstala
una y otra vez
Tres tulipas de porcelana que viajan en moto.
Una hija que se fue y una madre que tiene calor.
Una araña negra se desnuda
Y hace brillar la casa de la hija que volvió.
Tres tulipas se reconocen
En el vidrio de un reloj de pared.
Y al encenderse
Paralizan su presente
Para reflejar in eternum,
la vida familiar.

Juegos Ancestrales III


El tiempo pasa.
Pasa la plata.
Dulce y amarga.
Pasan las personas,
Volviendo a comenzar ó
Instalándose por siempre en el recuerdo.
Y en la Internet encuentro
A los que se fueron lejos,
Y desde el libro de papel de seda de los abuelos,
Con los folios que ya no están y
Un marco antiguo despojado de la pátina del tiempo
Termino por encuadrar la vida misma.

Las bisas; ó: A la una, a las dos, a las tres y a las cuatro...












Mi propia existencia
Acaso asible como latente posibilidad
Encarnada diacrónicamente
Yuxta, tras y superpuesta
Todas ellas esta vez, las 4
Recién paridas en este intento
Que hacen por revivir.

Carrera de bicicletas I


Una máquina de cajón
Tratando de re tratar
-insostenida inversión familiar-.
Una bicicleta de herencia
Una moneda nacional
Otra no
-vendo campo acá nomás
compro sofá lejos-,
Tal vez y solo una vez
demasiado lejos…
La plata, la vida, mi nombre propio
Marcados hoy a agua e
Intentando sobrevida más allá.

Carrera de bicicletas II


La vida es una moneda
Dos ruedas que recuerdan
A otra bicicleta,
Y a otra, y a otra más…

Rayuela con la pata coja


7 pasos
Para llegar al cielo
7 versos
Inimaginada filosofía popular
La llave del espíritu
Tan reciente
Como fue posible

Mis hijos
A veces también rengos
De alguna verdad,
Jugados por mí
Sin preguntar

Textos de la obra pertenecen a "La Renga", se agradece